ORDINARIO XV


La Palabra hoy nos muestra cual es la evangelización verdadera.

1º. Evangelización verdadera es la que no se somete a las ordenes de las autoridades temporales. Nada más dañino para la evangelización que someterse al imperio de autoridades políticas o sociales de distinto tipo. Así lo muestra el profeta Amos. Solo Dios puede dirigir al evangelizador.

2º. Evangelización verdadera es la que muestra la misericordia y la fidelidad de Dios y no el ejercicio puritano que presenta un rostro justiciero y castigador de Dios, amenazante y que suscita y fomenta el miedo.

3º. Evangelización verdadera es la que descubre a los hombres que lo que Dios nos tiene reservado a todos si libremente aceptamos su amor es la Bendición. Pues el Espíritu de Dios que viene a nosotros cuando recibimos la Palabra en nuestro corazón nos transfigura para la gloria por medio del amor. El Espíritu de Cristo no mata el vitalismo si no que lo fomenta y lo lleva a plenitud. Evangelizar no puede ser cercenar la vida ni mortificarla. San Pablo lo explica estupendamente. 

4º. Evangelización verdadera es la que respeta siempre la libertad ajena sin usar nunca la coacción inquisitorial. Pues Dios lo que desea es que libremente, por puro amor, decidamos unirnos a Él para ser suyos. Pero nadie se enamora libremente si es coaccionado. La coacción no mueve a la verdad si no a la mentira. La evangelización nunca es coacción, sino anuncio, invitación, interpelación incluso, pero en el respeto absoluto a la libertad personal, pues cada uno ha de decidir si acepta o rechaza la oferta gratuita que Dios le hace. El evangelio lo explica.

5º. Evangelización verdadera es la que invita a la conversión. Pues no estamos aqui para bautizar sino para evangelizar. Si bautizamos y no evangelizamos hacemos magia. Pero no salvamos. La salvación reclama la conversión del corazón. Pues aunque la gracia de Dios siempre nos visita, si no estamos preparados somos duro camino sobre el que cae la semilla. El evangelista lo señala.

6º. Evangelización verdadera es la que libera al oprimido y la que consuela y fortalece al que sufre, y la que sana lo que en nuestra vida necesita ser sanado de tantas y tantas toxicidades que nos envenenan de día en día. Mateo nos lo presenta.

Evangelizar así es evangelizar verdaderamente, pues supone evangelizar como Cristo evangeliza.